Santiago Álvarez de Mon sobre ‘Great by Choice’

Santiago Álvarez de Mon

Profesor de Dirección de Personas en las Organizaciones en el IESE, es también coach de directivos en todo el mundo y consultor de empresas en gestión de equipos y liderazgo. Asimismo, es autor de varios libros; entre otros, Con ganas, ganas, Aprendiendo a perder, etc.

En todo período económico, la excelencia marca la diferencia entre unas empresas y otras, y en épocas de crisis esta es una realidad aún más acusada. Algo muy similar ocurre, por ejemplo, en el deporte. Mientras que muchos equipos buenos se vienen abajo en el momento culminante de la competición, los grandes aprovechan ese escenario para dar lo mejor de sí mismos. Y es que la crisis no es un partido para equipos mediocres, sino para los mejores.

En este contexto, es necesario y fundamental que la empresa de hoy sea capaz de captar rápidamente información del mercado y adaptar su estrategia en consecuencia. Para que una organización pueda transformarse, la primera condición sine qua non que debe cumplir es estar en contacto directo con la realidad. Se trata de empaparse de información veraz y contrastada para después poder interpretar los datos. El secreto está en tener coraje para mirar la realidad de frente, hacer un diagnóstico preciso y actuar en consecuencia. Y es aquí donde la creatividad empírica, la que tiene su origen en los hechos y las observaciones objetivas, desempeña un papel fundamental.

Por medio de la concentración y de una utilización inteligente de la energía, el espíritu más creativo e innovador tiene una oportunidad diferencial

El carácter es un músculo imprescindible para dirigir una empresa. El término carácter engloba numerosas acepciones y atributos, y una de sus características más importantes es la humildad. El carácter humilde es la seña de identidad de muchas grandes personas. Permite estar en contacto con la realidad y hacer un diagnóstico preciso para tomar las decisiones necesarias en cada momento. En tiempos adversos, la humildad propicia el optimismo, la paciencia y la constancia, al tiempo que hace que el directivo se encuentre en condiciones óptimas de fijar el rumbo y sostener el ritmo.

Asimismo, se puede decir que la disciplina ha sido, es y será otro factor indispensable de las empresas que cosechan grandes éxitos. Las personas más creativas, innovadoras y sorprendentes, de cualquier ámbito profesional, son exageradamente disciplinadas. De hecho, ya decía Aristóteles que “la excelencia es un hábito”. Solo hay que pensar en el trabajo, el entrenamiento y el esfuerzo que hay detrás del éxito de un deportista o de una gran orquesta, por ejemplo. En todos los casos de excelencia existe un proceso de trabajo interiorizado, unas normas que acaban convirtiéndose en costumbre y una disciplina mental que permite centrarse en lo nuclear del trabajo. Por medio de la concentración y de una utilización inteligente de la energía, el espíritu más creativo e innovador tiene una oportunidad diferencial.

A través de una conversación auténtica, renovada y abierta, el líder debe ser capaz de conectar y convencer, así como de irradiar confianza y compromiso. Estos son momentos para un líder curioso, que sigue hambriento de aprender y que permanece en un estado de vigila mental y de alerta, no exento de serenidad. En definitiva, cualidades tan críticas como la integridad, la humildad y el sentido del humor permiten al líder de hoy centrarse en lo esencial, esto es, en el camino que le irá mostrando la meta.

Santiago Álvarez de Mon

Profesor de Dirección de Personas en las Organizaciones en el IESE, es también coach de directivos en todo el mundo y consultor de empresas en gestión de equipos y liderazgo. Asimismo, es autor [...]

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