Eduardo García Erquiaga sobre ‘¿Y si realmente pudieras?’

Eduardo García Erquiaga

Director general de Galicia Business School y socio director de Ideo y Exponente Business

¿Quieres cambiar el mundo? ¡Toma unas cápsulas de “Determinatón”!

“No me resigno a que, cuando yo muera, siga el mundo como si yo no hubiera vivido”. Esta frase de Pedro Arrupe nos muestra la semilla de la determinación. Las personas determinadas son fácilmente reconocibles por los que las rodean. Son “para darles de comer aparte”. Se les nota hasta en el modo de andar, de hablar, de escuchar y de relacionarse con los demás. Son transformadores y para cambiar el mundo utilizarán todos los resortes a su alcance: esfuerzo, influencia, tiempo, dinero… ¡Todo!

El líder determinado sabe que cambiar el mundo empieza por cambiar tu mundo. Por eso es responsable y actúa como si todo lo que ocurra depende, esencialmente, de él. Pedro Arrupe, Juan Roig o Amancio Ortega saben que lo que los mueve es transformar gestionando: son managers.

El determinado está orientado a la acción: la determinación es el tercer peldaño de los cuatro que hay entre saber que algo es bueno y merece la pena, y hacerlo convirtiéndolo en realidad. Es la tercera estación de las cuatro que preceden al destino de la acción:

  • La primera es el deseo intenso del que acaricia el resultado final, aunque sepa que quedan mucho camino y muchos obstáculos.
  • La segunda es la decisión de cambiar y elegir una nueva senda.
  • La tercera es la determinación: nos mojamos, anunciamos nuestro rumbo y nos comprometemos.
  • La cuarta es la disciplina: el esfuerzo cotidiano para lograr el objetivo.

Sin la gasolina de la determinación, la disciplina es imposible. Sin ella no hay quien entrene como los chicos de Simeone, porque solo determinado sufres contento partido a partido. Por eso el determinado que triunfa es positivo. Tiene claro el para qué y resistirá cualquier cómo. Ve el vaso siempre medio lleno y sabe que hasta en el infierno hay cosas buenas que te ayudarán a alcanzar el cielo.

No obstante, ten cuidado: la determinación sin sabiduría es como la potencia sin control que sacará tu vehículo de la carretera. El buen líder sabe que determinarse exige acertar en el destino. Aristóteles lo tenía claro: “Allí donde se encuentran tus talentos con las necesidades del mundo, allí está tu vocación”. Determinarse es cruzar el Rubicón y dirigirse a un destino que, además de merecer la pena, requiere que tu talento encaje con lo que buscas. Si mides 1,50, no te determines a jugar al baloncesto. Si mides 2,10, no quieras ser campeón olímpico de velocidad. Apoya tu esfuerzo en una estrategia sensata y, si sale mal y tras años de lucha fracasas, solo hay una opción: levantarte otra vez.

¿Quieres cambiar el mundo? Necesitas “Determinatón”, pero, en contra de lo que sugiere el título de esta tribuna, no es un multivitamínico que venden en farmacias. ¿Acaso el determinado nace? No. Se hace por contagio: desde pequeñito, en casa, en el colegio y después en el trabajo. Se hace entrenando, imitando y conviviendo con personas positivas, responsables y que quieren dejar un legado: líderes que, como Arrupe, Roig u Ortega, no se resignan a que tras ellos el mundo no sea mejor.

El libro

La fuerza de la determinación

Pilar Jericó

Hay sueños que todos creemos imposibles o dificultades que pensamos que nunca vamos a superar. El miedo, cierta educación recibida o la búsqueda constante de seguridad suponen algunas fronteras [...]

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