Eduardo García Erquiaga sobre ‘Handbook of Leadership Development’

Eduardo García Erquiaga

Director general de Galicia Business School y socio director de Ideo y Exponente Business

El mundo del desarrollo de las habilidades directivas se está convirtiendo en un escenario donde proliferan las técnicas orientadas a construir directivos más eficaces. Son muchos los ámbitos en los que se desarrollan estas técnicas: gestión del tiempo, dirección de equipos y desarrollo de workshops, negociación efectiva, comunicación, etc.

El Center for Creative Leadership trata de buscar un equilibrio entre la exposición de un sencillo pero clarificador modelo de desarrollo directivo y la constante referencia a las técnicas y métodos concretos. Estamos ante un trabajo que nos presenta las técnicas al tiempo que nos obliga a reparar permanentemente en el por qué de éstas y nos permite reflexionar sobre la conveniencia de su empleo en cada caso.

El mundo de la dirección hace referencia, reiterativamente, a la prudencia. Aristóteles desarrollaba con claridad la distinción entre saber científico y saber prudencial. El saber científico alude al conocimiento, la construcción de reglas y teorías que nos llevan a la explicación de la realidad. El saber prudencial se refiere al bien obrar, a la adquisición de cualidades que nos permitan actuar adecuadamente en la vida. Un gran conocedor sobre temas matrimoniales, que acapara un gran conocimiento sobre la cuestión, puede fracasar en su matrimonio. Ésa es la diferencia entre el saber científico y el saber prudencial.

El mundo de la dirección hace referencia, reiterativamente, a la prudencia. Aristóteles desarrollaba con claridad la distinción entre saber científico y saber prudencial. El saber científico alude al conocimiento, la construcción de reglas y teorías que nos llevan a la explicación de la realidad. El saber prudencial se refiere al bien obrar, a la adquisición de cualidades que nos permitan actuar adecuadamente en la vida. Un gran conocedor sobre temas matrimoniales, que acapara un gran conocimiento sobre la cuestión, puede fracasar en su matrimonio. Ésa es la diferencia entre el saber científico y el saber prudencial.

El liderazgo es, sin lugar a dudas, un saber prudencial. Por ello, los conocimientos son sólo el punto de partida para su desarrollo. Métodos como el role-play, el caso, la simulación, etc. buscan desarrollar los ejes de ese saber prudencial: escucha activa, pensamiento sistémico, toma de decisiones, búsqueda de soluciones creativas, etc. Este tratado del Center for Creative Development concilia las técnicas y los objetivos del aprendizaje, a través de un compendio donde impera el sentido común.

Parte de una concepción eminente práctica, en la que el desarrollo directivo es “la expansión de las capacidades para desarrollar eficazmente el papel y los procesos de liderazgo”. Se trata de un modelo que hace énfasis por igual en tres conceptos clave para mejorar a través de la experiencia: la evaluación de las propias capacidades, la gestión del cambio y la obtención del apoyo de la organización. Los ingredientes para el desarrollo exigen la vivencia de experiencias enriquecedoras y, como punto de partida, una auténtica vocación por aprender.

Como vemos, los conceptos expuestos por Cynthia McCauley y sus colaboradores están en perfecta sintonía con la actual corriente de pensamiento que nos describe la empresa como un conjunto de recursos y capacidades. Desde esta perspectiva, desgrana las principales capacidades del líder y las habilidades concretas que permiten evaluar, gestionar y mejorar esas capacidades a lo largo de la carrera del directivo.

La perspectiva que asume este Handbook for Leadership Development nos muestra el papel esencial del directivo como maestro, como fuente de apoyo al desarrollo profesional de sus colaboradores. Se trata de “dar la vuelta a la pirámide” y entender la relación directivo-colaborador como una relación en la que el servicio adquiere una dimensión superior. En efecto, se nos insta a aceptar la responsabilidad de la empresa en el desarrollo de sus líderes y se hace énfasis en la necesidad de redefinir el contrato “empresa-empleado”, en el que el desarrollo personal pasa a ser la principal aportación de la empresa, que se traduce en una mayor “empleabilidad” de sus directivos.

No obstante, es importante hacer constar que no encontraremos en este libro un completo manual sobre liderazgo (a pesar de lo que su nombre indica), pues carece de la necesaria revisión conceptual y bibliográfica para tratarse de un manual convencional. Sí encontraremos, por el contrario, un libro de mano, de uso reiterado, lleno de sentido común.

Estamos ante una obra de referencia para quienes creen que el éxito radica en la preparación de un colectivo, en el saber hacer y en el incremento de las capacidades de su equipo; también, ¿cómo no?, y de modo muy especial, para quienes desarrollan su actividad en el mundo de la formación de directivos.

El libro

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