En las aulas, en el trabajo, en la salud y en la enfermedad…

Rogelio Fernández Ortea

Profesor de la Universidad de Deusto, experto en liderazgo e inteligencia emocional

El crecimiento del conocimiento humano ha dejado de ser una función lineal para adquirir, en los dos últimos siglos, la forma de una función exponencial. Este cambio de modelo ha producido cambios disruptivos en el entorno tecnológico, económico y social. Sin embargo, como especie poco hemos cambiado a nivel evolutivo y eso está dificultando nuestra adaptación al nuevo contexto laboral y relacional. Por todo ello debemos tener muy presente un nuevo concepto: el aprendizaje exponencial.

Para desarrollarlo quizás deberíamos esperar a que las neurociencias nos proporcionen nuevos elementos de comprensión del cerebro y su funcionamiento para poder hacerlo con mayor aprovechamiento. Hablamos de “las neurociencias” porque se está produciendo la confluencia para el estudio del cerebro de otras disciplinas y nuevas tecnologías de observación que han generado un área de conocimiento que revolucionará el futuro desde sus avances presentes.

Nos referimos a avances que apuntan a la mejora de las capacidades humanas a través del uso de endofenotipos, a un nuevo entendimiento de la salud mental y sus tratamientos, al incremento de nuestro bienestar emocional, a la cura de enfermedades como el Alzheimer o la creación de tecnologías móviles como los wearables (dispositivos que se incorporan al cuerpo) que facilitarán lo ya mencionado e impactarán notablemente en lo educativo, en lo social y en lo laboral.

Hablamos también de avances que están llegando a las aulas, a los puestos de trabajo, a la gestión de empresas y a la salud. Ejemplos de ello son la creación de nuevas líneas pedagógicas basadas en el conocimiento del cerebro, que incidirán en las especificidades de cada individuo; la incorporación al trabajo del conocimiento sobre las variables emocionales para la autogestión y la gestión de relaciones, o la aparición de disciplinas de management como la neuroeconomía, el neuromarketing o la neuroarquitectura.

Sin embargo, no podemos esperar. Y no podemos hacerlo porque como ya hemos mencionado las transformaciones en esta era de cambios son exponenciales y por ello tenemos que actuar con prontitud para adecuarnos, participar y anticipar la innovación. Debemos entrenar nuestra mente para conseguir un crecimiento exponencial de nuestras capacidades a partir de lo que sabemos hoy en día, con compromiso, con un tesón continuado y basados en una buena cultura generalista. Variables todas ellas que son apuntadas con acierto por Fernando Botella.

Además, en su libro ¿Cómo entrenar la mente? el CEO de Think&Action coincide con algunas reflexiones que surgieron de las conversaciones mantenidas por Goleman y el Dalai Lama hace ya unos años. En la tradición científica oriental, las emociones negativas son las que no nos permiten ver la realidad mientras que en la tradición occidental son las que no nos permiten conseguir nuestros objetivos. Es por ello por lo que Botella nos previene de los “filtros” que tiene nuestra mente y que pueden distorsionar la interpretación de la realidad e impedirnos conseguir nuestro crecimiento y el de nuestras organizaciones. Este autor presenta, además, un modelo de feedback facilitador de un liderazgo exponencial necesario para conseguir el desarrollo personal y empresarial.

El libro

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