Herramientas de la innovación

Francisco González Bree

Director académico del Master in Business Innovation, MBI, en Deusto Business School.

El mundo de la innovación ha generado multitud de metodologías que los ejecutivos deberían añadir a su kit de herramientas profesionales. Algunos autores han intentado ordenar las herramientas de innovación para que las personas que tienen que crear e innovar puedan enfrentarse con éxito a los retos empresariales presentes y futuros. Por ejemplo, Nathan Furr y Jeff Dyer publicaron, en 2014, The innovator´s method, libro en el que destacaban seis herramientas que las startups estaban utilizando para innovar con éxito.

La primera es la creatividad, la cual ha experimentado grandes avances desde los años 30, cuando Alex Faickney Osborn empezó a utilizar la técnica grupal de «tormenta de ideas». El método se popularizó en 1954 cuando publicó Imaginación aplicada. Esta técnica facilita la generación de nuevas ideas sobre un desafío. Posteriormente, Osborn desarrolló junto con Sidney Parnes el método de «Resolución Creativa de Problemas». Este concepto sigue un esquema organizado de técnicas de pensamiento crítico y creativo para resolver problemas.

La segunda es la innovación abierta, que es un concepto promovido por Henry Chesbrough y propone el uso intensivo del conocimiento, tanto interno como externo, con el objetivo de acelerar la innovación interna y expandir los mercados para el uso externo de la innovación. Según la innovación abierta, los proyectos de investigación pueden iniciarse desde dentro o desde fuera de la empresa, pueden entrar o salir en fases intermedias y pueden alcanzar el mercado por los canales propios de marketing y ventas o por otras vías, como licencias de explotación o escisiones.

La tercera es Design Thinking, que usa los métodos de los diseñadores para satisfacer las necesidades de las personas, considerando la factibilidad tecnológica y viabilidad comercial. Rolf Faste integró el Design Thinking en el currículum de la Universidad de Stanford y fue adaptado al mundo de la consultoría de diseño por David M. Kelley en IDEO. El libro de Tim Brown, titulado Diseñar el cambio, da un paso más conectando el Design Thinking con los grandes desafíos y oportunidades del siglo XXI.

La cuarta es la agilidad, que surgió de la necesidad de operar de manera predecible, incluso ante la complejidad extrema. En especial, en las empresas de software se han promovido métodos ágiles en contraposición a modelos más rígidos de desarrollo en cascada. Los primeros métodos interactivos e incrementales de desarrollo de software se remontan al año 1957 y, desde entonces, se han desarrollado metodologías ágiles como Scrum, XP o Kanban.

La quinta es Lean Startup, propuesta por Eric Ries en 2011, para que una empresa de nueva creación crezca a la máxima velocidad, evaluando las demandas específicas del consumidor, para satisfacerlas usando la cantidad mínima de recursos posible. Este concepto propone el empleo del concepto «Producto Mínimo Viable» (PMV), que es la versión de un producto nuevo que permite recoger con el mínimo esfuerzo la máxima cantidad de conocimiento validado acerca de los consumidores.

La sexta es el modelo de negocio, que describe cómo una empresa crea, entrega y captura valor. Este concepto experimenta una gran difusión en 2004 con el «Lienzo de Modelo de Negocio», de Alexander Osterwalder. En 2010, Ash Maurya propuso un lienzo eficiente para startups. Esta herramienta visual de nueve cajas permite diseñar modelos de negocio, describiendo los elementos clave de la infraestructura, la oferta, los clientes, las finanzas y los recursos.

En definitiva, un kit de herramientas imprescindible para avanzar en un entorno cada vez más rápidamente cambiante y competitivo, y en el que la innovación debe formar parte del ADN de la organización.

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