Humanidades en el Siglo de la Tecnología

Guillermo Dorronsoro

Management Board Advisor en Zabala Innovation

He oído y leído con cierta frecuencia argumentos en favor de la importancia y el interés de contar con personas formadas en Humanidades en las empresas. En tiempos de pragmatismo tecnológico y económico, pueden aportar una mirada complementaria que marque la diferencia. He conocido también a grandes gestores, muy reconocidos por su trayectoria empresarial, que se interesaban con profundidad por la filosofía, la literatura, el arte…, sentían auténtica pasión por el conocimiento.

Sin embargo, en la práctica, es más habitual que los currículums con ingeniería, ciencias o gestión tengan mucha más facilidad para encontrar puestos de trabajo en la empresa, mientras que las carreras humanistas se orientan más en otras trayectorias profesionales (educación, servicios sociales, medios de comunicación…).

También cuando se habla de la atracción de talento, con mucha frecuencia se introduce un sesgo tácito o explícito que deja a un lado las Ciencias Sociales. Es como si hubiera dos carriles, ocio y negocio, cultura versus economía real. La Ciencia de la Tecnología y la Innovación, frente a la Ciencia de las Artes y las Letras…

Seguimos de alguna manera en ese mundo dividido, en el que el objetivo de las empresas se centra en generar riqueza, para que luego esa riqueza pueda dedicarse a un segundo objetivo: que las personas vivan mejor, disfruten más de sus vidas (vía salarios, retribución a accionistas, impuestos o proyectos de responsabilidad social). Dos objetivos que a veces incluso se ven como contradictorios…

Necesitamos una nueva forma de entender la empresa, una visión más integradora en la que el fin último (el bienestar de las personas, la sostenibilidad de planeta), pueda incorporarse en el mismo núcleo del proyecto, impregne todos los ámbitos de gestión, desde las finanzas al marketing, desde la producción a la innovación.

Para ser capaces de generar esa mirada, ese modelo de gestión humanista, no conviene precipitarse, porque correremos el riesgo de que el pragmatismo técnico nos lleve a soluciones incompletas, a parches o pequeños ajustes que realmente no aborden en profundidad esta necesaria transformación.

Por eso me parece interesante este libro de Gumbrecht, que se acerca a la cuna de las grandes empresas tecnológicas, y aporta una perspectiva humanista sobre el fenómeno de Silicon Valley, y las personas que han llegado a convertirse en iconos en estas décadas de profunda transformación. Lo hace sin marcarse un objetivo concreto, son reflexiones abiertas, que dejan preguntas más que respuestas, que hacen una lectura diferente de la habitual, centrada en el éxito empresarial y en el imparable despegue de las nuevas tecnologías.

Quizá haya que empezar por cosas así, crear espacios de encuentro y de diálogo entre el universo de la Filosofía, de la Historia, de la Literatura con el universo de la empresa y la tecnología.

La Universidad y las Escuelas de Negocio podrían dar un paso al frente y ofrecer titulaciones de Grado más abiertas, más mixtas (la de Filosofía, Política y Economía es un buen ejemplo), o estudios de postgrado que ayudasen a cerrar la brecha entre los Grados en Humanidades y los puestos ofrecidos en la empresa (o para cerrar la de los Grados Técnicos y las disciplinas humanistas…)

El libro

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