Ignacio Urbelz sobre ‘Keeping the People Who Keep You in Business’

Ignacio Urbelz

El director general y fundador de Katalyst, Strategy & Growth Advisors

Retener o motivar? Ésta es la cuestión clave. En el complejo mundo empresarial de hoy, sólo es posible triunfar con el concurso activo y voluntario de las personas que trabajan en ella. No se trata de retener o atar a estas personas, sino de lograr que elijan quedarse, pues sólo así nos aseguraremos de que estén contribuyendo con lo mejor de sí mismos en todo momento.

Pero ¿cómo? Cuando un empleado valioso se marcha de una empresa, lo suele hacer ganando más dinero (normalmente porque también cambia a un puesto de mayor responsabilidad), lo que no significa que el factor principal en la retención sea la remuneración. Pensemos en el muy reciente caso de las start-ups de Internet. Durante los meses de “exuberancia irracional”, como Alan Greenspan calificó las exorbitantes valoraciones que algunas de estas empresas alcanzaron en bolsa, hemos visto cómo empresas absolutamente consolidadas de la llamada “economía tradicional” han perdido a gran parte de sus mejores talentos porque se han ido a empresas totalmente nuevas, sin historia pero llenas de promesas… ¿Por qué?.

Sin duda, gran parte del atractivo estaba en la promesa de enormes recompensas ligadas a una hipotética y exitosa salida a bolsa, pero interpretar todo este movimiento migratorio a empresas de Internet basándonos sólo en el factor económico sería un grave error. Las personas que optaron por continuar sus carreras profesionales en estas compañías nacientes lo hacían, en muchos casos, buscando un reto y una autonomía que no tenían en sus trabajos previos. La oportunidad de hacer algo que “cambie el mundo” es especialmente difícil de resistir para los profesionales de éxito que buscan permanentemente sus límites, nuevos desafíos y autonomía para tomar sus propias decisiones.

No quiero simplificar la cuestión: la motivación es una puerta que se abre desde dentro, pues sólo el individuo tiene la llave y lo más que podemos hacer es crear las condiciones adecuadas para que una persona esté motivada.

La otra clave de la retención y motivación se refiere al quién. Creo que ésta es una responsabilidad que sólo el supervisor puede liderar con competencia suficiente. No es posible delegarla en un departamento de recursos humanos que puede apoyar y guiar, pero no desempeñar, el trabajo que a la persona más próxima a ellos corresponde: su jefe. Y digo “liderar” porque creo que es necesario el concurso de toda la empresa para construir un proyecto en el que los empleados elijan quedarse.

Así, aunque el libro se presenta como un recetario lleno de listas de cosas que hay que realizar en cada situación, la realidad es que atraer y retener a los mejores sólo se puede lograr, en el largo plazo, con una cultura empresarial que valore a las personas que trabajen en la empresa. No se trata de paternalismo o de construir relaciones de dependencia emocional, sino de un diálogo entre adultos que saben lo que quieren y buscan formas de entenderse. En este diálogo no nos olvidemos de que cada uno de nosotros juega un rol fundamental en su propia motivación y elección de dónde desempeñar su carrera profesional. Como alguien a quien admiro enormemente suele decir: Love it, change it or leave it (“ámalo, cámbialo o déjalo”).

El libro

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