Joaquín Rubio Bueno sobre ‘Grit’

Joaquín Rubio Bueno

Director de Recursos Humanos en Cofidis España (Grupo Crédit Mutuel)

En los últimos años es difícil asistir a una conferencia de un reputado gurú o leer un best seller sobre management sin toparnos con el término talento: guerra por el talento, gestión del talento, atracción del talento, retención del talento… Talento parece ser la palabra clave de este principio del siglo XXI.

Parece que las empresas han decidido que la mejor estrategia para alcanzar los objetivos planificados es acumular talento. Al mismo tiempo, parece que el talento se encuentra en el “exterior” de nuestras empresas y que hay que ir a “cazarlo”.

No seré yo quien le quite importancia al talento tanto en el éxito individual como en el colectivo. Si puedo elegir a mis colaboradores, preferiré a gente con talento. Sin embargo, todos conocemos profesionales con talento que no han llegado a triunfar o colectivos compuestos por gente brillante que han cosechado fracasos sonados.

La pregunta es ¿el talento es predictor del éxito profesional? La respuesta: es condición necesaria, pero no suficiente. Así nos surge una nueva pregunta: ¿qué debe acompañar al talento?

Thomas A. Edison dijo que el genio es 1 % inspiración y 99 % sudoración. Sudoración resultado del esfuerzo, pero no de un esfuerzo cualquiera: un esfuerzo aplicado a una materia que nos apasione y durante el tiempo que sea necesario para conseguir el resultado buscado. También dijo que muchos fracasos en la vida han sido de hombres que no supieron darse cuenta de lo cerca que estaban del éxito cuando se rindieron.

Por tanto, ambas, pasión y perseverancia, son condición suficiente para el éxito en la medida en que hacen aflorar otras características: positivismo, humildad, curiosidad, ser capaz de aprender del error y, por último, tener un fin en mente.

Así pues, la búsqueda del talento interno y la atracción del talento externo, de un talento diverso, son importantes para el éxito empresarial. En la diferencia, en la diversidad, se encuentra la simiente de la sinergia (Stephen Covey). Esa sinergia, en la creación del talento colectivo partiendo del individual, es la que nos permitirá superar a nuestros competidores y posicionarnos como líderes en nuestros mercados.

Sin embargo, el factor crítico es la creación y consolidación de un modelo que nos permita integrar ese talento en la organización, hacerlo compatible con los otros talentos y dotarlo de esas características que lo conducirán al éxito.

Ese modelo es el modelo de liderazgo. Un liderazgo que debe ser de proximidad e inclusivo. Un liderazgo que debe despertar en los colaboradores el deseo de hacer las cosas perdurables y con sentido; que sientan pasión por lo que hacen. Un liderazgo de proximidad, para poder influir en los colaboradores de manera efectiva, e inclusivo para ser capaz de observar a la persona de una manera holística, en toda su complejidad. El rol más importante del líder en el futuro será doble: ser capaz de combinar los talentos individuales para crear un talento colectivo mayor y ayudar a sus colaboradores a desarrollar en grado máximo esas habilidades que potenciarán el talento hasta alcanzar los objetivos planteados.

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