Jon Landeta Rodríguez sobre ‘Why Pride Matters More Than Money’

Jon Landeta Rodríguez

Director del Instituto de Economía Aplicada a la Empresa de la UPV/EHU

Jeannie Longo es una ciclista francesa que tiene el palmarés más extenso de la historia del ciclismo femenino. A sus 45 años, este año ha vuelto a brillar en los Mundiales. No ganó: fue alcanzada en el último kilómetro por un quinteto de competidoras que podrían ser sus hijas. A pesar de su edad, todos los años parte entre las favoritas. ¿Qué tiene esta mujer que la hace seguir estando en la cúspide de un deporte que, en su modalidad femenina, es casi amateur? A su edad, su característica más sobresaliente es, sin duda, el enorme orgullo que exhibe, conocido por todos, que le impide defraudar a sus seguidores y a ella misma, y que la lleva a vivir para el ciclismo y a darlo todo en cada carrera con el objetivo de seguir demostrando que es «la Longo».

El deporte es una actividad en la que podemos observar con claridad el enorme poder motivador que puede tener el orgullo, individual o colectivo, como potenciador del rendimiento en un contexto netamente competitivo.

En este sentido, al igual que un entrenador deportivo, un directivo empresarial debe ser consciente de este potencial motivador y fomentar y canalizar adecuadamente el orgullo de cada uno de sus colaboradores por lo que hace y por su empresa, de forma que se sienta satisfecho con su actividad e impelido a mejorar.

Este es el reto que afronta el libro de John Katzenbach: despertar el interés por el orgullo como elemento motivador en la empresa y proporcionar al directivo unas guías para su manejo efectivo y consciente, incorporando la «gestión del orgullo» al conjunto de habilidades que todo directivo debe dominar. Las hipótesis que subyacen en el discurso del autor son las siguientes:

  1. El orgullo es un instrumento motivador más poderoso que el dinero.
  2. El orgullo propicia la realización de un mayor esfuerzo individual y colectivo, lo que se traduce en mejores resultados.
  3. El orgullo es un motivador válido para toda la organización.
  4. No hay una única forma de alimentar el orgullo.
  5. Se puede aprender a utilizar el orgullo como una habilidad directiva más.

Estos planteamientos se apoyan sólidamente en las aportaciones de investigadores ya clásicos como Maslow o, sobre todo, Herzberg, que contemplan el propio trabajo como principal fuente de motivación. La motivación más efectiva es aquella que proviene de factores intrínsecos al trabajo y al propio individuo. En esta categoría se integran factores tales como el reconocimiento, el logro, la responsabilidad o el contenido del propio trabajo, que conforman, en suma, el orgullo por el trabajo propio. Desde este planteamiento, motivar implica enriquecer el trabajo y, paralelamente, que el individuo se sienta más orgulloso de lo que hace.

El directivo debe, por tanto, contribuir en lo que esté en su mano a que el trabajo, incluyendo bajo este término tanto el modo en el que se trabaja como los compañeros, la empresa, los resultados o los destinatarios del trabajo, sea fuente de satisfacción y orgullo para el individuo. Esto se traducirá en un incremento de su deseo de permanecer en la empresa (motivación de pertenencia) y, también, si se hace de la forma adecuada, en un incremento de su esfuerzo físico e intelectual sobre la actividad que realiza (motivación de rendimiento).

El libro

Escribe y pulsa intro para buscar