José Ignacio Goirigolzarri sobre ‘La era del desarrollo sostenible’

José Ignacio Goirigolzarri

Presidente de Bankia

El desarrollo tecnológico que ha alcanzado la sociedad actual permitiría solventar la gran mayoría de las causas que han estado detrás de los grandes problemas que ha sufrido la humanidad en los últimos siglos: el hambre, el desarrollo económico de las regiones, la generación de fuentes de energía baratas y sostenibles o el acceso a la sanidad son problemas que podrían pertenecer al pasado y, sin embargo, siguen estando muy presentes en el mundo actual. ¿Por qué pasa esto?

La respuesta es sencilla: más allá de cualquier avance tecnológico, el elemento fundamental para generar cualquier cambio se encuentra en la voluntad del ser humano. Muchas veces tendemos a pensar en la tecnología como el fin; si conseguimos un cierto nivel tecnológico, nuestra sociedad será más avanzada… No obstante, esto es un error; realmente, la tecnología es solo una palanca con la que poder poner en marcha las ideas. Este sí es el elemento fundamental del cambio en una sociedad.

Y las ideas y las prioridades de nuestra sociedad sí han cambiado claramente en los últimos años. El empleo masivo de los nuevos medios de comunicación, las redes sociales, la información recibida y enviada por Internet, etc. han permitido que la conciencia de “aldea global” esté hoy más presente en las actuaciones de nuestra sociedad de lo que ha estado nunca. La conciencia sobre el impacto que las situaciones o problemas que pueden estar surgiendo a miles de kilómetros de distancia de donde uno reside es un fenómeno nuevo de esta época y, de igual modo, el planteamiento de que nosotros no actuamos solo sobre nuestro entorno inmediato, sino que nuestras actuaciones tendrán impacto en el conjunto de la sociedad presente y futura, es un concepto que se ha instalado entre nosotros.

La idea del impacto global de nuestras actuaciones y la obligación de oír a la sociedad deben estar más presentes que nunca en la toma de decisiones de los directivos de las empresas. Tengo claro que un directivo no podrá nunca tener éxito en un proyecto si primero no escucha a la sociedad a la que pretende servir. Esta escucha le permitirá adaptar sus servicios y productos a las necesidades tanto básicas como aspiracionales de sus usuarios y clientes, de tal forma que la sociedad entienda que ese proyecto, esa empresa, es capaz de aportar un valor diferencial a la sociedad. Esta es una condición necesaria para que un proyecto empresarial pueda permanecer en el tiempo.

Dando un paso más, creo que, si no se produce esta escucha activa de los usuarios y clientes y pensamos que basta con que nuestra forma de actuar esté únicamente dirigida por el cumplimiento de las leyes y normas, nunca seremos capaces de dar una respuesta correcta a nuestros clientes, ya que, en mi opinión, los cambios que se producen en las sociedades, en sus sensibilidades ante determinadas actuaciones, siempre anticipan lo que las leyes podrán recoger con meses o años de retraso.

Igualmente, creo que los proyectos empresariales basados en la búsqueda de un resultado a corto plazo o en el “todo vale” no serán valorados positivamente por la sociedad y esta entenderá que existen otras alternativas más positivas para la satisfacción de sus necesidades.

Este estado de escucha activa debe mantenerse en el tiempo por parte de los directivos, ya que solo de ese modo será posible establecer relaciones a largo plazo con la sociedad a la que uno pretende servir. Esta es la base del desarrollo sostenible de cualquier proyecto empresarial.

Estos últimos años hemos visto la gran proliferación de códigos dirigidos a la sostenibilidad de las empresas, pero, sin quitar importancia a esta labor, creo que la tarea realmente importante del equipo directivo de una sociedad es la integración de estas ideas en la cultura de las empresas y el impulso de unos valores corporativos claros que las transmitan en los comportamientos que los miembros de estas compañías mantienen en su relación con los clientes, los proveedores y la sociedad en la que actúan. Y en este punto me gustaría destacar la importancia de los comportamientos del equipo directivo.

La implantación de unos valores en una sociedad solo será posible si existe una coherencia clara entre dichos valores y los comportamientos que los directivos de esa sociedad mantienen en el día a día con los stakeholders de la compañía. Solo con el ejemplo se puede conseguir un cambio real en el comportamiento de la gente que dirigimos. Esta es una responsabilidad que los directivos de una sociedad deben ser conscientes que asumen si de verdad quieren impulsar un cambio real en los valores y comportamientos de una compañía.

Generar este cambio cultural es un reto complicado, pero estoy seguro de que es el único modo de construir un proyecto sólido, ya que, como señalaba antes, las ideas y las voluntades de los individuos son los únicos motores reales del cambio.

El libro

Escribe y pulsa intro para buscar