José María Sáinz de Vicuña Ancín sobre ‘Cómo utilizar el cuadro de mando integral’

José María Sáinz de Vicuña Ancín

Director general de SDV-HUMAN. MBA por la London School of Economics

Hay autores que dejan huella. Aportan a la sociedad del conocimiento unos conceptos, unos principios, una teoría, una sistemática, una técnica o una herramienta de gestión. En definitiva, una obra. Kaplan y Norton son este tipo de autores. Lo consiguieron en 1996 cuando publicaron El cuadro de mando integral, técnica de gestión con la que nos sorprendieron entonces y que, aunque todavía no esté presente en las empresas de nuestro entorno, goza de enorme aceptación en el concierto internacional.

Entonces, se aventuraron a publicar un libro que ellos mismos denominaron un “informe de progreso”, ya que eran conscientes de que todavía “no estaba maduro”, en la medida en que no estaba suficientemente testado y sólo era un avance de su investigación iniciada en los albores de la década de los noventa.

Cinco años después, se encuentran con el “aval” de numerosas empresas pioneras que han introducido con éxito esta herramienta de gestión, con el feedback que ello les ha proporcionado y con la “madurez” de haber profundizado en la misma a lo largo de estos años. En este contexto nos presentan este nuevo libro, que creemos que va a fortalecer la herramienta y, consiguientemente, favorecerá su penetración en las empresas de los países desarrollados.

Como es conocido por los lectores de Enfoques, el cuadro de mando integral (CMI) se ha revelado como un auténtico sistema de gestión estratégica que pone fin a la carencia de un marco normalizado para la ejecución sistemática de la estrategia en la era postindustrial. Y lo que han comprobado ahora los autores es que, al hacer explícita la estrategia, con todos sus elementos e interrelaciones (muchos de ellos indirectos, contextuales e interdependientes), el CMI crea un nuevo tipo de organización: la empresa centrada en la estrategia. De ahí el título del nuevo libro.

En efecto, el CMI permite situar la estrategia en el núcleo de todos los procesos de gestión, definiendo los objetivos y actividades (los factores) que diferenciarán a la empresa y crearán valor a largo plazo para los clientes y accionistas (los resultados y sus mediciones). Pues bien, Kaplan y Norton nos proponen trasladar en cascada estos conceptos desde cuatro perspectivas estratégicas: financiera o del accionista, de cliente, interna y de aprendizaje y mejora. Dentro de cada una de ellas, recomiendan definir los elementos estratégicos que configuran la propuesta de valor que se desea ofrecer, de forma que se pueda segmentar la estrategia y asignar responsabilidades e incentivos para su gestión. Así consiguen hacer explícita la estrategia de forma clara e integral, y propician que, a través del CMI, todos los empleados y unidades de negocio de la empresa la conozcan a fondo y la conviertan en el eje de su trabajo cotidiano.

Los autores son conscientes de que, con esta herramienta, no contribuyen a que los directivos y consultores tengamos más facilidades para la formulación de la estrategia porque, como ellos mismos señalan, ésta es y seguirá siendo un arte.

Además, con ello tratan de paliar los elevadísimos porcentajes de fracaso estratégico que, a pesar de la creencia más extendida de que estos se deben a que lo fundamental es una estrategia correcta, la cruda realidad nos enseña que la capacidad de ejecutarla es tanto o más importante que la estrategia en sí.

Esto es tanto más importante cuanto más claro tenemos hoy que el paso que están dando las empresas a estrategias basadas en el conocimiento requiere también modificar los sistemas organizativos basados en una dirección y un sistema de gestión centralizados. Se ha hecho necesario alinear y asociar la estrategia a todas las unidades de negocio y empleados, convirtiéndola en labor de todos y no sólo del equipo de dirección.

En síntesis, es necesario un nuevo sistema de gestión estratégica, diseñado para la ejecución de la estrategia, que alumbre un nuevo tipo de organización: la empresa centrada en la estrategia. Los autores abogan porque este enfoque estratégico integral se haga efectivo mediante la aplicación de los cinco principios activos que nos van exponiendo en el libro, mediante diversos e interesantes casos reales. Todo ello hace que nos encontremos ante un libro de obligada lectura para consultores, directivos y universitarios.

El libro

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