El futuro va más rápido de lo que crees

La tecnología convergente es aquella que crece de manera exponencial. Normalmente, amplifica sus prestaciones de forma muy rápida y apoya su crecimiento en el avance de otras tecnologías. La ola que genera el avance de una tecnología se solapa con las olas de otras tecnologías que se encuentran en esta fase de crecimiento exponencial.

Las tecnologías que se están acelerando a esta velocidad incluyen algunas de las innovaciones más poderosas, como los ordenadores cuánticos, la inteligencia artificial (IA), la robótica, la nanotecnología, etc. Lo que antes eran oleadas aisladas de tecnologías en fase de aceleración exponencial, ahora convergen con otras oleadas generando disrupciones explosivas. Son tecnologías que a medida que duplican sus prestaciones y capacidades, van reduciendo los precios.

De esta forma, las tecnologías convergentes generan cambios totalmente radicales en los sectores por los que pasan, y es esto precisamente lo que está ocurriendo hoy en día. Así, por ejemplo la biotecnología avanza de forma exponencial no solo gracias a las innovaciones en medicina, sino también a los desarrollos en inteligencia artificial, robótica, ordenadores cuánticos, etc.

Además de la influencia de las demás tecnologías, se produce también una superposición de amplificadores que incorporan una serie de fuerzas que potencian la aceleración del desarrollo de las tecnologías. Entre estas fuerzas se encuentra la enorme disponibilidad de capital para dedicar a innovación y el ahorro de tiempo que genera la tecnología. En este sentido, han aparecido técnicas clave como el crowdfunding, que permite una rápida recaudación de fondos del propio público. Otra de las fuerzas que más peso está tomando en los últimos tiempos son las innovaciones en los modelos de negocio. Tradicionalmente, se han mantenido estables, pero comienzan a aparecer interesantes modelos de negocio relacionados, por ejemplo, con la economía colaborativa, la economía de datos o los modelos de economía inteligente.

Existen, sin embargo, ciertas disrupciones que representan una amenaza para la propia disrupción de la tecnología. Entre ellas se encuentran los riesgos climáticos, que tienen especial relevancia últimamente, y que pueden mitigarse si se consigue una rápida transición hacia energías más limpias y avanzar hacia un mundo más sostenible. También  puede verse muy afectada la biodiversidad de los ecosistemas.

Igualmente, existe cierta preocupación por la potencial desaparición de determinados puestos de trabajo debido al desarrollo tan rápido de la tecnología. Sin embargo, si se utiliza de forma correcta, su objetivo es mejorar la vida de las personas, y si además se permite que converja con otras tecnologías, los beneficios para la sociedad pueden ser asombrosos.