Mapea tu vida

Marion Charreau

Cofundadora de The Storyboard Method, artista y cartógrafa de ideas.

La vida no es lineal. ¿Por qué quieres pensar haciendo listas?
(Ken Robinson)

Durante quince minutos, has podido poner a un lado el torbellino de tu día a día y centrarte en la lectura, así que quiero que te hagas una sencilla pregunta: ¿por qué querría mapear mis ideas para pensar?

Imagino que estás sentado mientras lees esto. No sé si en una silla, un sillón o el asiento de un avión; si tienes espacio para estirar las piernas o si puedes disfrutar de un despacho con vistas. Independientemente de donde estés, lo importante es tener perspectiva, ya que ahora tu cerebro estará rebosante de actividad: ideas, información, mensajes, datos y tareas que se entrechocan, porque tienes mucho en lo que pensar. Algo tan habitual como pensar en el viaje que tienes que hacer a Londres la próxima semana, los últimos indicadores del negocio, la exposición en inglés de tu hija, la conferencia del martes, la renovación del seguro del coche, el comité directivo de mañana, la compra de zapatillas nuevas para la excursión del domingo… y, por si fuera poco, en treinta minutos, tu reunión trimestral y las decisiones que has de comunicar en ella.

En tu cerebro hay una actividad frenética. Tus neuronas se conectan y se desconectan a gran velocidad. Por fuera, sin embargo, hay que desprender templanza y dominio. Al fin y al cabo, tú eres el piloto. Ya tienes presente todas estas ideas. Están siempre allí, rondando en tu mente. Entonces, ¿por qué, simplemente, no dejarlas ahí, en tu mente?

Un mapa mental es una herramienta que primero refleja las ideas para después permitir reflexionar sobre ellas. Desenreda la información de la mente haciendo visible cómo los elementos se vinculan y articulan entre sí. Se obtiene una representación visual y estructurada que el cerebro puede observar. De esta observación surgen nuevos pensamientos, comprensión y decisiones. Piensas de forma más acertada, lúcida o eficaz simplemente porque le das a tu cerebro lo que necesita.

Te propongo hacer un experimento.

Quiero que intentes imaginar las cosas que te pediré imaginar, una después de la otra:

  • Quiero que imagines una J en mayúscula. (Hazlo).
  • Y, al lado, quiero que imagines una D en mayúscula. (Hazlo).
  • Y ahora quiero que hagas girar la D 90 grados a la izquierda. (Hazlo).
  • Y ahora quiero que imagines poner la D rotada encima de la J. (Hazlo).

Vale. ¿A qué se parece lo que ves?

Este es un experimento que planteaba el psicólogo cognitivo David Pearson, que investiga los procesos mentales involucrados en la memoria y el pensamiento visual y creativo. Pidió a cuatro grupos de personas que siguieran los mismos pasos que has dado tú, dándoles a todos las mismas instrucciones, pero cada grupo debía seguirlas de una manera distinta. Al final, no todos llegaron al resultado correcto. Y, si lo hicieron, no fue con la misma eficacia ni la misma claridad.

Ahora, volvamos a tu experimento. ¿Pudiste ver el paraguas? Esa era la respuesta. Y es que no todos los grupos lograron ver el paraguas que se les había pedido imaginar. Al primer grupo se le pidió que hiciera la prueba creando una imagen mental, justo como acabas de hacer. Al segundo se le pidió que lo dibujara con el dedo en el aire. Al tercer grupo se le dio una hoja de papel en la que debía dibujar lo que recordaba haber visto en su mente. Finalmente, al último grupo se le permitió poder mover las letras en una pantalla digital. Los resultados demostraron que el grupo que más dificultades tuvo fue el que tan solo había creado la imagen mental. No obstante, cuantos más aspectos de la tarea podían ver las personas, más fácil les parecía. Y tú, ¿has podido?

Un mapa mental es una herramienta que primero refleja las ideas para después permitir reflexionar sobre ellas

Imaginar algo y realmente verlo no es lo mismo para nuestro cerebro. Cuando plasmas algo que imaginas, coges una imagen interna que tu cerebro está creando y la conviertes en una representación externa, explica Pearson. En ese momento, esta información se transforma en algo separado de ti. De esta forma, tu cerebro puede reinterpretarla, detectar patrones o formas que antes no percibía.

Estés en tu despacho o en un avión, cuando realizas un mapa, tu proceso de reflexión empieza desde un objetivo (tu foco) y se extiende por un espacio físico (la hoja de papel o la pantalla de tu móvil). Cuando lo coges en tus manos y lo miras, algo cambia. El zumbido de ideas que antes se entrechocaban se convierte en una organización lógica, clara y creativa. Todo está conectado, unido y detallado. Puedes aprehender un asunto en su globalidad. Ves dónde estás, adónde quieres ir y qué acciones debes tomar. Tu mente ajetreada empieza a sentir la paz de, literalmente, tener perspectiva.

Te imagino ahora reincorporándote lentamente en tu silla. En 25 minutos empieza la reunión. Piensa en las personas, los proyectos y la organización que pilotas. Piensa en tu familia y tus amigos. Si tu vida no es lineal, te invito ahora a mapearla.

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