María Bastida sobre ‘La revolución de la riqueza’

María Bastida

Profesora de Organización de Empresas en la Universidad de Santiago de Compostela

Un primer y cauteloso acercamiento a Revolutionary Wealth nos retrotrae a lejanos años escolares. ¿Quién no ha estudiado la Revolución Industrial? ¿Quién no tuvo un primer contacto con la Ciencia Económica de la mano de Jethro Tull y Adam Smith? Inglaterra, su agricultura y la expansión a toda Europa a través de los avances en la industria… Toda una lección de cómo la transformación de la industria se convierte en motor de avance para la sociedad y termina dinamitando los cimientos de ésta para dejarla en una situación prácticamente irreconocible.

De todos es sabido que la Historia es cíclica, tiende a repetirse, y nuestro particular submundo económico no iba a ser la excepción a la norma. Echemos una ojeada a nuestro alrededor: el origen, forma, asignación y redistribución de la riqueza tienen poco que ver con la estructura del pasado siglo XX. Estamos ante una auténtica revolución, la tercera: la sociedad del conocimiento. Ésta es la sociedad de la información y las nuevas tecnologías, el reino de los intangibles. Y, como en la lejana Inglaterra del siglo XVII, también en este caso la economía transforma todo cuanto conocemos y dominamos.

No tenemos más que observar a nuestro alrededor. Dos simples palabras definen nuestro entorno: turbulento y global. Un entorno con cambios que acontecen a una velocidad que se incrementa exponencialmente, donde hay cada vez menos fronteras y el espacio económico es único e incierto. En estas circunstancias, los tradicionales conceptos de apropiación y transferencia de conocimiento adquieren un protagonismo inusitado hasta la fecha, puesto que son precisamente la anticipación y el dominio de la información los que potencian la ventaja competitiva de las empresas. No obstante, esto encierra una trampa en sí mismo: ¿no estamos, de alguna manera, atesorando conocimiento ya obsoleto? Difícil solución; más difícil todavía si tenemos en cuenta que este conocimiento ya no puede ser único y especializado, sino que debe ser transversal.

Y todos y cada uno de nosotros somos protagonistas de este movimiento. En primer lugar, porque somos portadores de intangibles, del conocimiento, y gestionamos –o eso intentamos– la información. En segundo lugar, porque esa apropiación y actualización del conocimiento depende, en todo o en parte, de nuestra voluntad y disposición. Además, interiorizando y generalizando el uso de los avances tecnológicos, nos convertimos en factor multiplicador o acelerador del mismo cambio, por cuanto hemos asumido en todo o en parte etapas de distintas cadenas de valor: ¿cuántos intermediarios hemos eliminado en los últimos años precisamente gracias al uso de las nuevas tecnologías?, ¿cuántos agentes de viaje ha eliminado Internet?, ¿cuántos supermercados serán sustituidos próximamente por compras electrónicas? Es como si hubiéramos asumido ciertas partes “rutinarias” o escasamente generadoras de valor de la economía, para dejar que ésta se desarrolle y crezca en el mundo “superior” de las ideas, la sabiduría y el conocimiento.

Sólo las sociedades que fomenten el desarrollo de individuos conscientes de esta nueva situación, que dominen, actualicen y potencien su repositorio de saber, estarán en condiciones de afrontar el cambio, lo que hace que las asimetrías y desequilibrios que las anteriores revoluciones generaron entre las clases sociales se traduzcan ahora en desigualdades de escala mundial. No obstante, jugamos con una ventaja: la perspectiva del pasado. Aprendamos de nuestros errores y no dejemos que dichos problemas invaliden lo bueno que ofrece esta nueva economía.

Sólo de esta forma podremos navegar sobre los inconvenientes y dirigirnos estratégicamente hacia todas las ventajas que vamos percibiendo y hacia todas aquéllas que todavía no nos atrevemos ni a imaginar.

El libro

La economía centrada en el conocimiento

Heidi Toffler y Alvin Toffler

¡Despertad inmediatamente, porque el futuro está golpeando a la puerta! La nueva forma revolucionaria de la generación de riqueza redefinirá nuestras vidas, nuestras empresas y el mundo en [...]

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