María Orgaz sobre ‘Powerful Conversations’

María Orgaz

Exdirectora de Comunicación de IBM España

Liderazgo y comunicación son dos conceptos recurrentes de la moderna gestión empresarial, que van inseparablemente unidos y que forman el núcleo más importante de los llamados valores intangibles, tan díficiles de lograr y medir como vitales para el éxito de cualquier proyecto empresarial.

Powerful Conversations es una nueva aproximación a ese complejo territorio. De entre sus principales aportaciones, voy a resaltar aquéllas que me han parecido más sugerentes y prácticas.

  1. El análisis y la reflexión de lo que significa liderazgo y gestión; es decir, líderes y gestores.
  2. La comunicación como condición imprescindible de liderazgo.
  3. Las características del líder, no tanto desde el enfoque habitual de las competencias, sino desde las cualidades personales.

Voy a tratar de expresar lo que me han sugerido estas reflexiones bajo la perspectiva de mi experiencia profesional.

En cuanto a la primera propuesta -las diferencias y similitudes entre líderes y gestores-, es importante entender que (aunque se trate de términos que a menudo utilizamos indistintamente y que tienen algo en común) un líder eficaz tiene que ser un buen gestor, aunque un buen gestor no tiene por qué ser necesariamente un líder.

No obstante, un buen gestor, un gestor eficaz, también tiene que tener ciertas dosis de liderazgo, fundamentalmente en lo que concierne a sus habilidades en materia de comunicación. La gestión pasa por la coordinación, la distribución y la administración de recursos, humanos y materiales, que tiene a su disposición para conseguir unos objetivos propuestos, habitualmente, por otros. Esta función, en muchas ocasiones, conlleva tomar decisiones impopulares o penosas porque afectan a las personas y a sus expectativas. La clave, por tanto, de una buena gestión se llama “comunicación”. Un buen gestor debe ser un buen comunicador.

Aquí enlazo con la segunda y tercera propuesta sugerente que me ha hecho el libro: la comunicación como condición imprescindible del líder y sus cualidades personales.

Un líder tiene que ser un comunicador extraordinario, capaz de exponer un proyecto, propio o ajeno, que ilusione y que encauce las mentes y los corazones de todos los miembros de un equipo en una misma dirección. Para ello, el líder tiene que tener en cuenta las necesidades y los deseos -no siempre explícitos- de los demás, generar credibilidad y ganar su confianza. Debe crear un espacio de encuentro y convergencia entre los intereses de todos, comunicarlo y demostrarlo con su ejemplo permanente. Es lo que se ha llamado “dirigir con el ejemplo”.

Las diferencias entre un líder y un “encantador de serpientes” están relacionadas con su capacidad de gestión, con la coherencia entre sus palabras y sus comportamientos observables; esto es, con la credibilidad y con su capacidad de mantener el entusiasmo y la ilusión de un equipo de manera continuada. Es precisamente por este motivo por el que el liderazgo no es algo que uno posea o pueda adquirir. Es algo que te otorgan los demás a lo largo del tiempo.

Entender la comunicación como una simple herramienta al servicio de la gestión eficaz es subestimarla. La comunicación forma parte de la condición humana y es un proceso de influencia mutua. No se trata de una herramienta para seducir, convencer o embarcar a los demás en aventuras que realmente sólo satisfacen las necesidades de una de las partes. La comunicación eficaz exige estar dispuesto a dejarte influir por el otro, a aprender con el otro y a trabajar codo con codo, hasta desencadenar y afianzar los sentimientos y actitudes adecuadas.

Es un proceso en el que ambas partes deben sentirse ganadoras y en un plano de reciprocidad. Esto es realmente lo que genera confianza. La confianza genera compromiso y lealtad y se basa en la credibilidad mutua. La confianza, el compromiso y la lealtad infunden sentimientos de seguridad, de libertad y de autoestima; elementos indispensables para crear un ambiente de trabajo estimulante que propicie la creatividad y la excelencia. Resultantes de la creatividad y de la excelencia son la innovación, la productividad y la eficacia, que tienen ya una traducción directa en términos económicos. La clave del éxito de las empresas está, sin duda alguna, en su capacidad de innovación y de traducir esas innovaciones en “productos” al servicio del progreso personal, profesional u organizativo.

Los líderes que estén dispuestos a esforzarse por escuchar, aprender, compartir, siendo sensibles a las necesidades y los deseos de sus colaboradores -y éstas son, a mi entender, las condiciones indispensables de la COMUNICACIÓN con mayúsculas- descubrirán y disfrutarán de su enorme generosidad, en forma de ideas, compromiso y lealtad.

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