Mireia Las Heras sobre ‘Preguntar con humildad’

Mireia Las Heras

Profesora de Liderazgo de Personas en las Organizaciones, en IESE Business School

Agradezco haber revisado este libro de un autor de tan reconocido prestigio por sus muchos años de docencia en el MIT, por su tarea como consultor y por su gran producción académica –la más notable en el ámbito de la cultura corporativa, el desarrollo de trayectorias y el liderazgo–. Todo ello le ha valido un puesto entre los autores más reconocidos a nivel mundial. Además, he tenido la inmensa suerte de coincidir en algunas ocasiones con él y de trabajar con algunos de sus discípulos intelectuales. Esto me ha llevado a comprobar de primera mano que todo lo que refleja en el libro es fruto de realidades vividas. De este autor se puede decir con verdad que es un gran intelectual y una gran persona.

El libro es una reflexión que a su vez invita a la introspección. En esta pequeña obra, el autor no pretende fundamentar sus razonamientos en profundas teorías, ni en resultados de investigación, sino que son producto de sus muchos años de experiencia docente, consultora e investigadora, así como de sus vivencias personales. Todo ello se ve reflejado en los ejemplos que expone: desde una visita al médico con su esposa hasta un proyecto de cambio empresarial en el que actuó como consultor, pasando por un consejo a un alumno en una decisión relevante. Además, el autor invita al lector a la reflexión y para ello finaliza cada capítulo con una serie de preguntas o sugerencias dirigidas a él.

Aunque no de un modo explícito, el libro de Edgar H. Schein muestra que la “pregunta humilde” requiere desarrollar la capacidad de “escucha humilde”, es decir, la capacidad de escuchar sin prejuicios, sin estereotipos, sin sesgos. Solo de este modo se consigue lo que el autor llama “un entorno de confianza”, en el que todos los actores implicados desean aportar lo mejor de ellos mismos.

El autor hace una reflexión sobre el entorno sociológico que lleva a que las preguntas habitualmente no sean “humildes”. Como apunta, vivimos en una cultura pragmática, que valora más el saber que el escuchar, en la que se ve la pregunta como un signo de debilidad. En este aspecto, el libro se presenta como una ocasión de examinar nuestras propias creencias y, por tanto, nos ofrece la oportunidad de rectificar aquellos presupuestos que se han colado de forma inadvertida en nuestro modo de actuar.

Asimismo, el autor nos ofrece consejos muy prácticos y sencillos en su formulación, pero no por ello banales ni fáciles de poner en práctica. Por ejemplo, nos anima a hablar menos, a preguntar más (con las características de la pregunta humilde) y a escuchar mejor. También hace hincapié en la importancia de los silencios y nos aconseja usarlos adecuadamente, junto con el lenguaje no verbal, de modo que invitemos a nuestro interlocutor a elaborar sus argumentos y a sentirse en confianza.

La pregunta humilde, en definitiva, no es una técnica, sino el resultado de un interés genuino, real, que manifiesta la predisposición a ser vulnerable, para aprender, para dar la oportunidad a otro de manifestarse y para crear un entorno de confianza y enriquecimiento mutuo.

@mireialasheras | https://es.linkedin.com/in/mireialasheras

El libro

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