Rogelio Fernández Ortea sobre ‘Mindfulness para principiantes’

Rogelio Fernández Ortea

Profesor de la Universidad de Deusto, experto en liderazgo e inteligencia emocional

Nuestra mente es un sistema complejo y, diríamos, arbitrario que genera de una forma abrupta, ininterrumpida, involuntaria y descontrolada un torrente interminable de pensamientos, deseos y emociones y que apenas ha evolucionado en los últimos años. Si a esto añadimos una sociedad hiperestimulada e hiperconectada, con un desarrollo exponencial del conocimiento y de la tecnología, con revoluciones científicas que se encabalgan unas con otras y con una rapidez inusitada en los cambios, la gestión de nuestra mente, la gestión de la atención plena, se hace indispensable en nuestras sociedades posmodernas.

En este contexto, ser capaces de gestionar nuestra mente, en concreto, de “negociar” con nosotros mismos adónde dirigimos nuestra atención, se presenta como un elemento diferencial a la hora de reparar nuestros estados físicos y psicológicos y mejorar así nuestra vida personal, familiar, social y también profesional.

La atención es un proceso psicológico limitado que nos proporciona la capacidad de seleccionar aquellos estímulos a los que dirigimos nuestro interés. Ser capaces, por tanto, de gestionar ese recurso escaso nos permitirá estar más focalizados en aquello que queremos, en lo que nos interesa en cada momento, en el momento presente, en el ahora, en lugar de vagar por los tiempos psicológicos mentales que hacen que vivamos en un ir y venir constante entre el pasado y el futuro, tiempos que curiosamente no existen más que en nuestra mente.

Hace ya unos cuantos años, allá por el 2000, en un encuentro de científicos occidentales y monjes doctores budistas en la India, el Dalai Lama se preguntaba qué podía aportar la tradición budista a un Occidente que padecía tanto sufrimiento. La respuesta venía dada por el aporte que las tradiciones meditativas orientales podían proporcionar para ayudar a gestionar la mente en aras de vivir con conciencia plena, con presencia, en lugar de funcionar de forma automatizada, en “piloto automático”, como se dice coloquialmente, orientados por una mente muy excitada por el crecimiento exponencial de los estímulos a los que está sometida.

La mejora de la atención plena, vivir con altos niveles de presencia, va a conseguir que vivamos más focalizados, más conscientes del aquí y el ahora, con mayores niveles de salud mental y física, con más recursos para recuperarnos de esa lacra de nuestros días llamada depresión, con más paz, con una mejor comunicación con nosotros mismos y también con una mejor comunicación con los demás. Además, los beneficios de la práctica continuada del mindfulness, o de los diferentes tipos de meditaciones, sean orientales u occidentales, van a mejorar nuestra vida laboral, nuestro sentido en el trabajo, la reducción del estrés, la focalización y la fluidez en el trabajo. No es de extrañar que una de las teorías de gestión más extendidas en la actualidad, el Liderazgo Emocional, postulada por Boyatzis y McKee, esté fundamentada en el trabajo de Jon Kabat-Zinn.

Personas relevantes de nuestra sociedad, desde Martin Seligman hasta Daniel Goleman, pasando por el padre Pedro Arrupe S. J., eran y son confesos meditadores. Aprovechemos, pues, la sabiduría del mindfulness para vivir plenamente el momento presente, para vivir mejor.

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